domingo, 29 de abril de 2012


La piratería vegetal. El gran enemigo de la investigación.

1 de Mayo de 2012

              Cuando hablamos de piratería, rápidamente la relacionamos con la distribución ilegal de material sujeto a derechos de autor como son programas informáticos , o bien material artístico como son películas, música o fotografías en todo caso sin el permiso del creador.  Piratería desde  internet, que según fiables estadísticas  al menos una cuarta parte del tráfico en la red son de descargas ilegales. La piratería también usa otros medios como la venta callejera, comercializando además  falsificaciones de productos de marca (textiles, cosmética, bisutería, etc). En todo caso, dos elementos corren paralelos:  por un lado la ingente cantidad de dinero que se ha estafado al fabricante o autor, y por otro la gravedad del delito producido, aspecto este último que pretende conmover no sólo al impostor, sino también al fuera de ley  o `adquisidor´ de tal mercancía, obra o servicio.
La fruta de hueso es una de las más innovadoras en obtenciones.
     En el sector primario existe otra violación del Copyright de la que no nos hablan los medios y está muy al día para desgracia de todos: la piratería vegetal. Voy a intentar presentar este grave problema menos tipificado, pero no menos grave.
     Un Obtentor puede ser una empresa o simplemente una  Universidad,  que emplea ingentes recursos en investigación de nuevas variedades de cultivo de cualquier especie vegetal esperando que su producto tenga un valor añadido para el agricultor, de tal forma que éste último  mejore su rentabilidad con esa nueva variedad cultivada, y el Obtentor cobre a cambio un Royaltie o cantidad económica muy proporcionada y discreta frente al beneficio que repercute sobre el agricultorpor cultivarla, dinero que se aplica en concepto de licencia de explotación.  El beneficio obtenido puede ser una mayor productividad, o simplemente una mayor calidad comercial, lo que se traduce en un mejor precio.  Los agricultores que han pagado sus licencias de explotación, contribuyen de esta manera a mantener el aparato de investigación que lleva detrás su nuevo producto, con las garantías que esto implica en su relación contractual con el Obtentor,  sabiendo que paga por adquirir una planta (o semilla) más una especie de tasa o alquiler por el privilegio concedido al disponer de esa variedad.
Melocotoneros en Murcia

 ¿Pero qué sucede si otro agricultor no respeta esta propiedad intelectual y reproduce o cultiva plantas protegidas sin permiso ? Las consecuencias son nefastas para todos, resumiendo:

-          --- El resto de los agricultores que sí han pagado se vuelven menos competitivos ya que producen el mismo producto sin el sobrecosto que se ha saltado el pirata, luego es una estafa hacia los primeros.
-          ---El aumento descontrolado de esa variedad puede hacer que la misma tenga un precio peor pagado en los mercados,  produciendo doble estafa de nuevo a los agricultores `legales´.
-         --- El Obtentor no recibe su parte del trabajo , luego ve peligrar su esfuerzo investigador invertido y  de tal forma no se progrese en la investigación, perjudicando la competitividad del sector, del cual forma parte.
-         --- Los investigadores ven peligrar por un lado sus puestos de trabajo pero sobre todo ven frustrados en parte su reconocimiento profesional por quien no paga tasa alguna por sus innovaciones.
-         --- Los consumidores son engañados ya que las variedades son cambiadas de nombre o enmascaradas, y en cierta medida la situación de producto ilegal frena la confianza que debe existir en toda la cadena productiva.

-                El grave delito penal en el que incurre el productor `pirata´, moviliza amplios recursos de la Justicia que debieran ser empleados en otros fines. El cultivador o viverista ilegal sufrirá finalmente las consecuencias de una sentencia en la mayor parte de los casos condenatoria y muy gravosa como bien es público.
                En ese sentido, convendría aclarar que el productor fuera de ley, en algunos casos no es consciente de la gravedad del hecho producido, (no por ello es menos agravante ),  y en ningún caso se compensa el daño con el pago de la tasa estipulada, sino que las cantidades a compensar son manifiestamente superiores y pueden llevar directamente a la ruina al productor detectado, cuando no a la cárcel en caso de tener antecedentes penales. (Hablamos de un delito grave, no de un hurto o parecido)  Para hacernos una idea, es mayor delito que un agricultor frutero  por ejemplo, injerte sin permiso cincuenta árboles de una variedad protegida en su explotación sin permiso del obtentor,  frente a que le descubran llevándose con su remolque robados 10.000 kilos de fruta de su vecino.  ¿Alguno no se lo cree? Por si acaso, que no haga la prueba, la Ley es muy explícita y en este aspecto caben pocas escapatorias. 
Investigación privada, fuente de riqueza. 

    La reproducción ilegal de plantas de variedades protegidas constituye el mismo grave delito que su explotación sin permiso. Pensemos que no hablamos de uso propio, como comprar un CD pirata y verlo en nuestra casa. ¿Se imaginan acudir a un cine y que la película que proyectasen en una sala abarrotada fuera una copia ilegal? Una variedad cultivada sin permiso, es un robo en el que la mercancía sustraída la exponemos a ojos de todos en el campo.  La identificación varietal vía ADN no deja interpretaciones,  y el infractor se la juega con un riesgo elevado. . Aunque su finca esté vallada, alejada de todo, aislada, …, al final, todo se sabe y todo se descubre. 
    Existen defensores de la libertad vegetal,  supuestos ecologistas que defienden la anarquía de que las plantas no pertenecen a nadie.  Y así es, en parte. Las variedades antiguas son libres, son de libre reproducción, y son la gran mayoría por cierto.  Sólo las que han sido obtenidas en un plazo reciente en años ( 30 años en el caso de frutales) están sujetas a derechos de obtentor.  Pero eso no es una traba a la libertad, al revés es un estímulo al desarrollo, una opción de compra, nunca una imposición.
Variedades antiguas de albaricoque.

    La piratería vegetal, más allá de un delito de violación en toda regla, es el baremo que diferencia la agricultura competitiva, que busca la calidad y el lucro legítimo, es decir, el lucro que favorece a todos los actores que participan en la cadena hasta llegar al consumidor, frente a la agricultura de los piratas, que sólo miran por sus beneficios y dan la espalda a todo lo demás, empezando por el respeto a la Ley. 

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